La lucha contra las creencias erróneas en salud se intensifica en la consulta de Atención Primaria, donde médicos de familia enfrentan con dificultad uno de los mitos más arraigados: que el consumo moderado de alcohol es beneficioso para la salud. Este «disparate» clásico continúa siendo una de las principales dificultades a la hora de promover una información científica veraz entre los pacientes.
Así se abordó en el 31º Congreso Nacional de la Sociedad Española de Medicina General y de Familia (SEMG), celebrado en Las Palmas de Gran Canaria, que reunió a más de 2.500 profesionales. Los expertos coincidieron en señalar que, aunque el negacionismo en medicina no es un fenómeno nuevo, su presencia se ha visto agravada por la difusión masiva en redes sociales, donde influenciadores y plataformas digitales se convierten en caldo de cultivo para la desinformación.
Juan José Rodríguez Sendín, miembro del Grupo de Bioética de SEMG, advirtió sobre el impacto de estos «influencers», muchos de los cuales, pese a no ser todos malintencionados, llevan a cabo campañas con conflictos de interés que difunden mensajes erróneos. Cristina Santomé y Aythami Rivero Canino, del grupo de Residentes, llamaron a una mayor responsabilidad en la comunicación digital, pues los mensajes breves y virales dificultan la labor de los profesionales sanitarios, que dedican meses o años a desmentir falsedades.
Uno de los mitos que más cuesta desmontar es el del consumo de alcohol en pequeñas dosis, con la creencia de que resulta beneficioso para la salud. El doctor Alejandro García, especialista en Medicina de Familia, lamentó que «cueste muchísimo desmontar» esta idea, que representa una trampa peligrosa. Algo similar sucede con la percepción de que los cigarrillos electrónicos son menos dañinos o que pueden ayudar a dejar de fumar, aunque la evidencia científica advierte sobre sus riesgos.
Otros ejemplos de negacionismo incluyen la negación del impacto del COVID-19, la resistencia a aceptar las medidas sanitarias y las vacunas, así como la proliferación de pseudoterapias como la Medicina Germánica, la ozonoterapia o el uso del MMS (clorito de sodio), sustancias altamente tóxicas que han ganado seguidores en medio de la pandemia. Estas prácticas, muchas veces sin base científica, ponen en riesgo la salud de quienes las adoptan.
Durante la mesa redonda titulada “Negacionismo en Medicina: Cuando la evidencia choca con la creencia”, los expertos analizaron cómo estas ideas afectan la relación médico-paciente y las estrategias que se están implementando en Atención Primaria para contrarrestarlas. Los médicos, además de atender a sus pacientes, deben dedicar tiempo a desmontar bulos y restablecer la confianza en la ciencia, en un contexto donde la libertad de expresión y la legislación dificultan la regulación del discurso pseudocientífico.
Desde la SEMG se hace un llamamiento a potenciar la formación de los profesionales en habilidades de comunicación y alfabetización científica, así como a fortalecer la colaboración con medios e instituciones. La finalidad es convertir a los médicos de familia en agentes activos en la lucha contra la desinformación y proteger así la salud pública frente a los peligros del negacionismo.