La potencia de la tecnología militar estadounidense podría jugar un papel decisivo en la escalada de la tensión en Oriente Medio. La GBU-57, una bomba convencional de gran alcance, cuenta con la capacidad única de destruir instalaciones nucleares profundamente enterradas, como la planta de Fordo en Irán, y se presenta como una de las armas más avanzadas en el arsenal estratégico de Estados Unidos.
Este explosivo, que pesa más de 13 toneladas y mide aproximadamente 6,6 metros, está diseñado para penetrar decenas de metros bajo tierra antes de detonar. Su capacidad de penetración puede llegar hasta 61 metros en roca y hormigón, gracias a su carcasa de acero reforzado y a su sistema de detonación que activa la carga solo al alcanzar su objetivo subterráneo. Solo los aviones B-2 estadounidenses, con su tecnología furtiva y alcance estratégico, están capacitados para lanzar esta bomba.
A diferencia de las operaciones militares convencionales, la GBU-57 busca destruir instalaciones nucleares en su núcleo, penetrando en las profundidades del suelo y detonando en su interior. La planta de Fordo, ubicada a aproximadamente cien metros bajo tierra y que aún no muestra daños visibles tras ataques recientes, representa un objetivo clave en la estrategia internacional para frenar el avance del programa nuclear iraní.
Expertos en defensa destacan que solo Estados Unidos dispone de la capacidad convencional para destruir instalaciones de tal envergadura. La utilización de esta bomba podría ser decisiva en caso de una intervención militar directa, aunque su empleo conlleva altos costos políticos y estratégicos para Washington y sus aliados.
Los aviones B-2, que pueden transportar hasta dos unidades de la GBU-57, han sido desplegados en diversas bases y cuentan con la capacidad de realizar ataques precisos en zonas remotas. Sin embargo, la decisión de usar esta arma no sería sencilla y requeriría una evaluación exhaustiva de riesgos y beneficios.
Mientras tanto, Israel, con superioridad aérea en la región, podría optar por otras estrategias o esperar que Estados Unidos actúe con esta herramienta de última instancia. En ausencia de la bomba, las opciones incluyen ataques limitados sobre entradas y estructuras superficiales, aunque con menor probabilidad de destruir instalaciones profundamente enterradas.
El futuro del conflicto en Irán y las acciones que puedan seguir dependerán en gran medida de la decisión de Estados Unidos de activar o no la GBU-57, una arma cuyo impacto podría redefinir la dinámica de la confrontación nuclear en Oriente Medio.
