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Los aluxes: guardianes invisibles de la cultura maya

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En las historias y leyendas de Yucatán, los aluxes se han consolidado como figuras emblemáticas que representan más que simples personajes folclóricos. Estos pequeños guardianes, invisibles a simple vista, forman parte integral de la cosmovisión maya, simbolizando lo desconocido y la importancia de la creencia en lo espiritual. Recientemente, la caricaturista y escultora yucateca Beatriz Castro ha profundizado en su conocimiento y representación de los aluxes, aportando una visión que combina tradición, arte y respeto por la cultura ancestral.

Beatriz Castro, conocida en el ámbito artístico como Beatriz Castro, ha dedicado parte de su vida a explorar y divulgar la historia de estos duendes, inspirada en las enseñanzas de su padre, Wilbert Castro, quien fue un apasionado difusor de las tradiciones y la cultura de Yucatán. Tras la pérdida de su madre, la artista encontró en la escultura una forma de canalizar sus sentimientos y conectar con sus raíces culturales. Su participación en la Feria de Xmatkuil en 2010 la motivó a crear esculturas de aluxes, optando por representaciones “bonitas” y “divertidas” para transmitir que estos seres no son malévolos, sino protectores y guardianes.

Según Castro, los aluxes nacen de manera mística, brotando de las cáscaras de huevo, como relatan las leyendas mayas, específicamente la del Enano de Uxmal. La historia cuenta que un huevo encontrado por una hechicera en Kabah dio origen a un niño que, por su ingenio, se convirtió en rey en Uxmal. Estas narrativas refuerzan la idea de que los aluxes son seres creados por la diosa Ixchel, diosa madre vinculada con la fertilidad, el amor, la luna y la medicina, quien los diseñó para proteger y asistir a los humanos.

La naturaleza de los aluxes, sin embargo, mantiene su aura de misterio: nadie los ha visto en realidad. Castro explica que su apariencia puede variar según la percepción de cada quien. Para ella, son seres pequeños, entre 40 y 50 centímetros, con orejas puntiagudas y vestimenta típica de los nativos de Yucatán. Cada escultor o creyente puede imaginar a estos duendes de manera diferente, lo que enriquece el simbolismo que los rodea.

Lejos de ser figuras malévolas, los aluxes cumplen una misión protectora. La artista afirma que si se les ofrece respeto y ofrendas, estos seres cuidan de las personas, sus hogares, animales y cultivos. La leyenda sostiene que, si se les honra, los aluxes actúan como guardianes invisibles, mientras que si se les lastima, pueden reaccionar adversamente. Castro comparte una anécdota donde un veterinario, al perderse en un terreno supuestamente protegido por los aluxes, fue guiado de regreso, evidenciando su papel protector.

Respecto a las ofrendas, la tradición maya contempla pequeños altares durante festividades como el Hanal Pixán, en los que se depositan objetos, bebidas como balché, juguetes o cervezas, como forma de honrar a estos seres invisibles. Aunque no es posible hablar directamente con los aluxes, las ofrendas y rituales constituyen una forma de comunicación espiritual que fortalece la conexión con estas figuras ancestrales.

Para Castro, los aluxes representan la continuidad de la cultura maya, sobreviviente a las adversidades y al paso del tiempo. “Respeto a quienes creen en ellos porque ¡qué bonito es creer!”, afirma, enfatizando la importancia de valorar y conservar las tradiciones que nos conectan con nuestros antepasados.

La historia, el arte y la creencia se entrelazan en torno a los aluxes, guardianes invisibles que siguen siendo parte viva de la cultura maya, recordándonos que lo misterioso y lo espiritual forman parte esencial de nuestra identidad cultural.

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