Por: Yuri Guzmán
No es nuevo, pero vale hacerlo notar. El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), una de las instituciones de salud más grandes y emblemáticas del país, enfrenta una serie de desafíos que afectan directamente la calidad del servicio que brinda a millones de mexicanos, tanto a nivel nacional como en Jalisco.
La situación actual refleja una serie de fallas estructurales y de gestión que tienen consecuencias graves para la población, evidenciadas por datos duros y testimonios que revelan un sistema saturado, deficientemente equipado y con una atención que, en muchos casos, deja mucho que desear.
A nivel nacional, el IMSS atiende aproximadamente a 66 millones de personas, lo que representa cerca del 50% de la población mexicana. Sin embargo, las estadísticas recientes indican que la institución enfrenta una saturación alarmante en sus unidades de urgencias y hospitales, con una ocupación hospitalaria que en algunos estados alcanza el 90%, generando largas esperas y, en muchos casos, la imposibilidad de recibir atención oportuna. Por ejemplo, un informe del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) señala que en 2022, cerca del 35% de los pacientes en urgencias pasaron más de 24 horas sin ser atendidos, y en algunos casos, las personas permanecen en salas sin atención alguna por falta de médicos o recursos.
En Jalisco, la situación no es distinta. Datos del Sistema de Información en Salud del Estado muestran que en varias unidades del IMSS en la entidad, las listas de espera para cirugías programadas superan los 6 meses en promedio, y en casos críticos, algunos procedimientos se retrasan hasta por un año, permitiendo que la enfermedad avance y complicando aún más la recuperación del paciente.
Además, los estudios diagnósticos, fundamentales para determinar el tratamiento adecuado, presentan retrasos de hasta 3 meses, lo que en muchas ocasiones obliga a los pacientes a buscar atención privada, generando un gasto adicional que no todos pueden permitirse.
Uno de los problemas más recurrentes es la escasez de medicamentos. Los informes internos indican que en varias clínicas y hospitales del IMSS, los estantes de medicamentos básicos y especializados están vacíos en más del 40% de las veces. Esto obliga a los pacientes a acudir a farmacias externas, donde el costo puede ser inalcanzable, o a esperar semanas para que se resurtan los inventarios. La falta de medicamentos no solo afecta la continuidad del tratamiento, sino que en casos de enfermedades crónicas o graves, puede ser la diferencia entre la vida y la muerte.
La atención en las unidades de urgencias, en especial los fines de semana, es otro de los aspectos críticos. Muchos usuarios reportan que permanecen horas e incluso días en los pasillos, sin que ningún médico pase a revisarles o les brinde información clara sobre su situación. La falta de personal médico, sumada a la sobrecarga de trabajo, provoca que los pacientes no reciban la atención que necesitan a tiempo, lo cual puede agravarse en casos de emergencias que requieren intervención inmediata.
Por si fuera poco, los quirófanos y los insumos necesarios para cirugías programadas o de emergencia también enfrentan deficiencias. La infraestructura en algunos hospitales del IMSS en Jalisco presenta fallas en los equipos, y la adquisición de insumos esenciales suele tardar meses, retrasando procedimientos que podrían salvar vidas o mejorar la calidad de vida de los pacientes. La situación se complica aún más cuando, por problemas administrativos o de logística, los estudios especializados tardan en entregarse, permitiendo que las enfermedades progresen y dificultando la recuperación.
Es importante reconocer que el IMSS no es una institución que funcione en el vacío: enfrenta un incremento constante en la demanda de servicios, en parte debido al envejecimiento poblacional, y en parte por la insuficiencia de otros sistemas de salud. Sin embargo, la respuesta institucional ha sido insuficiente para adaptarse a estos desafíos, lo que se refleja en un servicio deficiente que muchas veces pone en riesgo la vida de los usuarios.
Para concluir, digamos pues que los retos son importantes: el servicio que brinda actualmente el IMSS en México y en Jalisco en particular presenta múltiples aristas que requieren atención urgente. La escasez de medicamentos, los retrasos en cirugías y estudios, la sobrecarga de urgencias y la falta de personal y recursos son problemas estructurales que demandan una revisión profunda y una inversión significativa. Solo con una gestión eficiente, mayor inversión en infraestructura y recursos humanos, y una mayor transparencia en los procesos, podrá ofrecerse una atención digna y efectiva a quienes confían en esta institución para su salud y bienestar. La salud de millones no puede seguir siendo una prioridad secundaria en un sistema que debe garantizar derechos fundamentales.