El cónclave que elegirá al próximo pontífice de la Iglesia católica se acerca en medio de una profunda división interna entre progresistas y conservadores, tras la reciente desaparición de Francisco. En este escenario, los nombres de los posibles «papables» han cobrado relevancia, destacando perfiles que buscan equilibrar las diferentes corrientes dentro de la Santa Sede. La tendencia apunta hacia una elección que favorezca a un moderado que pueda satisfacer a ambas facciones.
Entre los nombres más sonados, destaca Pietro Parolin, actual secretario de Estado, considerado un hombre de consenso, con una trayectoria diplomática que le ha permitido acercar la Santa Sede a China y consolidar relaciones en Oriente y Latinoamérica. Su perfil neutral lo convierte en un favorito para quienes buscan estabilidad.
Por otro lado, los progresistas ven en Matteo Maria Zuppi, arzobispo de Bolonia y presidente de la Conferencia Episcopal italiana, una opción cercana a las ideas del Papa Francisco, con énfasis en la atención a los marginados y migrantes. En la misma línea, el cardenal filipino Luis Antonio Tagle, prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, combina una visión pastoral con una postura firme en temas éticos, aunque su perfil progresista podría generar divisiones.
En la esfera conservadora, Péter Erdö, arzobispo de Budapest, representa la línea europea más tradicional, siendo un firme opositor a las uniones homosexuales y al sacerdocio opcional, con una visión claramente provida. Su experiencia y postura ideológica lo posicionan como una figura fuerte en el ala conservadora.
Desde Suecia, el cardenal Anders Arborelius, primer cardenal de ese país, destaca por su firme defensa de la doctrina en un contexto secularizado, aunque su edad (75 años) podría ser un factor limitante. En cambio, el arzobispo de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa, con 59 años, aporta una visión internacional y un compromiso con los conflictos en Oriente Medio, aunque su juventud podría ser vista como una desventaja para un papado.
También figura en la lista el arzobispo de Budapest, Robert Francis Prevost, un estadounidense con experiencia en América Latina y en la Curia, que podría atraer a quienes prefieren un perfil más cercano a la administración vaticana. Igualmente, el arzobispo de Nueva York, Timothy Dolan, conocido por su postura conservadora, es considerado una opción sólida para los sectores más tradicionales.
Finalmente, nombres como el español Ángel Fernández Artime, actualsuperior de los salesianos, y el arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, quien ha manifestado su deseo de mantenerse al margen, completan un listado que refleja la diversidad y el complejo escenario de la futura elección papal.
En medio de estos perfiles, la esperanza de que el Espíritu Santo guíe la decisión prevalece, aunque la expectativa se centra en que la elección recupere la estabilidad y unidad en una Iglesia que busca su rumbo en tiempos de cambio.
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