Este miércoles, en conmemoración del Día Mundial de las Ballenas, expertos locales y organizaciones no gubernamentales (ONG) han señalado que Chile se ha convertido en un «corredor mortal» para las ballenas, expuestas a riesgos mortales derivados del aumento del tráfico marítimo. Según un informe de Greenpeace, la actividad pesquera industrial y la salmonicultura están contribuyendo a la alta tasa de mortalidad de estos mamíferos en el país.
Chile, con su extensa costa de 4.200 kilómetros, conecta las aguas cálidas de Colombia y Ecuador, zonas de reproducción para diversas especies de ballenas, con los fríos mares de la Patagonia y la Antártica, donde estos cetáceos encuentran alimento y refugio. Sin embargo, la creciente actividad humana ha transformado esta ruta migratoria en un peligroso trayecto. “La evidencia es decisoria: cruzar Chile se está volviendo una amenaza para su supervivencia”, recalca Greenpeace, destacando que el país ostenta la mayor tasa de mortalidad de ballenas por colisiones con embarcaciones a nivel mundial.
Un estudio reciente publicado en la revista Marine Policy revela que, de las 226 ballenas varadas en las costas chilenas entre 1972 y 2023, el 28% de las muertes se atribuyó a colisiones con embarcaciones, mientras que el 7% se debió a enmallamientos. Esto refleja una preocupante tendencia en la interacción entre la fauna marina y la actividad marítima.
Las especies más afectadas, como la ballena sei, jorobada, azul y franca austral, son avistadas a lo largo de todo el país, especialmente en áreas de alta concentración como el archipiélago del Pingüino de Humboldt y el Parque Marino Francisco Coloane. La vocera de Greenpeace Chile, Silvana Espinosa, enfatiza que el 83% del tráfico marítimo en la Patagonia está relacionado con la industria de la acuicultura, lo que ha llevado a un aumento en las colisiones y desorientación de las ballenas debido al ruido de los motores.
La muerte de dos ballenas en el Parque Nacional Kawésqar en meses recientes subraya la amenaza que representan estas industrias. Greenpeace ha presentado querellas criminales en relación a estos incidentes, buscando responsabilidad por las muertes de estos cetáceos.
Además de los peligros inmediatos, las ballenas también enfrentan desafíos a largo plazo debido a la disminución del krill, su principal fuente de alimento. El cambio climático y la pesca indiscriminada están alterando la disponibilidad de este crustáceo, obligando a las ballenas a recorrer mayores distancias y a bucear más profundo, lo que incrementa su estrés y reduce sus niveles de energía.
A pesar de los esfuerzos por comprender mejor la biodiversidad marina y la distribución de las ballenas en aguas chilenas, aún hay mucho por hacer. La doctora María José Pérez Álvarez, académica de la Universidad de Chile, resalta la necesidad de establecer estimaciones de abundancia, seguimiento de amenazas y la implementación de medidas de prevención y mitigación para proteger a estas especies.
La situación de las ballenas en Chile es un llamado a la acción para equilibrar la actividad humana y la conservación de la rica biodiversidad marina del país.
CON INFORMACION EFE
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