La mañana del 13 de enero Ramón Paz Salinas, maestro de una telesecundaria en Michoacán, perdió la vida cuando su camioneta pisó una narcomina sembrada por uno de los grupos criminales que se pelean a muerte la región de Tierra Caliente.
Como todas las mañanas, Paz Salinas se dirigía a dar clases en una de las regiones más apartadas de Apatzingán; viajaba en su camioneta de la comunidad de Las Bateas a El Tepetate cuando ocurrió la tragedia. El profesor, de 69 años, murió al instante y su vehículo quedó completamente destruido y calcinado.
La noticia, replicada por medios locales, fue condenada por los habitantes de Apatzingán, esto por tratarse de un maestro rural con amplia trayectoria, reconocido y querido por comunidades enteras que temen ante el incremento de las narcominas sembradas sobre caminos de terracerías para evitar que grupos rivales avancen hacia sus territorios dominados.
Una de las primeras versiones que corrieron tras el siniestro apuntaba a que la víctima era un jornalero -adulto mayor- que había acudido a supervisar sus huertas de limón; sin embargo, en las últimas horas se confirmó que la víctima era el profesor rural, el cual se sumó a otras dos víctimas que murieron en circunstancias similares.
Y es que este martes el secretario de Gobierno de Michoacán, Carlos Torres Piña, confirmó el hallazgo de dos cuerpos al interior de una camioneta que contaba con blindaje artesanal y en cuyo interior se encontraron armas largas y municiones.
El peligro de las minas terrestres de fabricación casera no sólo ha afectado a pobladores y grupos criminales rivales. A finales de agosto de 2024 un comandante de la Guardia Civil de Michoacán y tres de sus escoltas resultaron heridos cuando la patrulla en la que viajaban pisó un explosivo en el poblado de Punta de Agua, en el municipio de Buenavista Tomatlán.
