Por: Carlos E. Martínez Villaseñor
El uso de la tecnología en nuestro país ha provocado que generaciones enteras transformen sus vidas sociales, económicas, políticas, dentro de medios de comunicación masivos… en un uso continuo de información interminable.
Estos mismos usos, ha generado polémica dentro de escenarios políticos, muchos que han cometido errores a la vista de todos, otros se han aprovechado de los medios tecnológicos y otros solo son canales de difusión masivos. Si bien es cierto, el uso de internet en México no está legislado y mantiene lagunas jurídicas gigantes, donde mientras unos se aprovechan de ellas, otros simplemente no logran encajar en las nuevas generaciones, que gozan de un índice alto de audiencia.
Un verdadero fenómeno, son los llamados “influencers”, quienes alimentan su audiencia digital día a día y son clave para difundir mensajes, a través de sus canales en redes sociales y su credibilidad, (aunque muchos la carecen). Este fenómeno fomenta que personajes importantes de la vida política, instituciones de gobierno, partidos políticos, incluso marcas internacionales y nacionales, en busca de promover un producto, una idea, un sentir, una reflexión… Y justo aquí, quería llegar. Partidos políticos, que usan influencers con ingresos económicos públicos. Partidos políticos, que usan su marca, su slogan, sus candidatos… a través de estos canales de promoción digital… Partidos políticos, que buscan cambiar una percepción social o incluso impulsar acciones a través de mensajes de todo tipo, siempre y cuando, la o el influencer lo haga primero…
En pasados días, el Partido Verde Ecologista, junto con 77 influencers, fueron sancionados económicamente por millones de pesos, por promocionar al partido en plena veda electoral. La falta de legislación en nuestro país es inmensa, sobre el tema digital, su uso, el internet y su practicidad. A nivel Latinoamérica, existen ejemplos claros de cómo ha avanzado este tema digital, en la interpretación social y el cómo permea dentro de una sociedad. La influencia creciente de la red en política, destaca la velocidad, flujo e impacto, atracción, comunidades activas y credibilidad.
Hoy en día, el liderazgo político debe construir un puente directo o al menos acercarse, a una comunidad digital en redes sociales. La efectividad de su comunicación, el desarrollo de su mediates .. El gran auge digital, aún tiene camino por recorrer en el país.
¿Qué ocurriría si los influencers, ahora fueran ellos, las o los candidatos políticos? El internet revoluciona tanto de manera positiva, como de manera negativa. Sería imposible comparar el Porfiriato, con algún sexenio presidencial, o incluso el movimiento del 68, con las grandes marchas laborales alrededor del país. La evolución del minuto a minuto, y yo diría, del segundo al segundo, en un panorama digital, lo es todo. De igual forma, desde la señalización de una acción o una eventualidad, hasta un debate público-digital, que logra una tendencia sumamente difícil de apagar o controlar, se necesita de procedimientos, metas a corto plazo, memes, videos, transmisiones en vivo, publicidad, blogs, podcats, RSS feeds, fotos… instrumentos que hoy cuentan en cualquier red social.
El mejor reportero de vida, es quien ejerce su red, la alimenta, y evoluciona con ella. Pasará no mucho tiempo, donde las instituciones políticas, tengan su propio espacio generador de contenido, de defensa, de impulso, de mucha creatividad… donde el ejercicio de trabajo sea 24hr por 24hr. Sería imposible imaginar, hoy en día, a una o un candidato político sin redes sociales… activo, claramente… y de no contar con ella, la credibilidad ante el auditorio digital, forzosamente sería nula. Podríamos jugar en el tablero en materia política, hablando de conexión, de retroalimentación en ideas, de debate de políticas públicas, enfatizar posicionamientos, creatividad en formas de expresión (digitalmente hablando); y en un mapa participativo, donde se engloban servicios públicos, emociones de electores, apoyo de simpatizantes, señalamientos de opositores y/o críticos.
Los ejemplos que hoy podemos señalar son inmensos, en la evolución digital en redes sociales, que ha pasado por nuestro país… lo cierto es, que esta transformación digital real, pone en claro varios temas; uno, que la participación digital no es la misma que la presencial; dos, se necesita legislar el entorno digital en el que opera una campaña política o partido político, para un panorama justo de participación; tres, estrategias para erradicar el miedo, la falsa información y daño moral digital; cuatro, un padrón de empresas que ejercen servicios profesionales; y el último, regular jurídicamente la imagen de influencers en el país. Legisladoras, legisladores, ¡a trabajar!