La libertad creativa con la que Rodrigo Guardiola creció como integrante de la agrupación mexicana Zoé hizo que su primer filme de ficción junto a su amigo Gabriel Nuncio explore -a través de lo experimental- los caminos de un artista frustrado desde la ironía y el humor negro.
«No tuvimos miedo de experimentar y hacer cosas más arriesgadas y libres. El filme tiene momentos oníricos, de baile y muy musicales y todo eso ayuda a darle una personalidad distinta a la película y para mí eso viene de la escuela de experimentación con la que crecí con Zoé», explica en entrevista con Efe Guardiola.