La economía latinoamericana cierra 2021 en la senda de la recuperación tras la debacle de 2020, cuya consolidación depende de cómo transitará 2022, un auténtico campo minado por la inflación, la inestabilidad social y política y los últimos coletazos de la pandemia.
En mayor o menor grado, pero siempre presentes, esos tres temas son transversales en todas las grandes economías de la región, así como el alza del dólar y las tensiones comerciales, que añaden turbulencias a un panorama muy complejo.