El aumento de la violencia en la última década en México ha disparado la demanda de blindajes arquitectónicos y chalecos antibalas, especialmente en tiempos de pandemia y elecciones, en un país donde la industria de seguridad ya representa cerca del 2 % del PIB.
«Ha habido un incremento de la delincuencia y lo único que hacemos es ofrecer soluciones para que los clientes puedan estar seguros y preservar su integridad y bienes», dijo a Efe René Fausto Rivera, presidente del Consejo Nacional de la Industria Balística, creado apenas hace tres años ante la diversificación del sector.