Por: Verónica Juárez Piña
Este 1 de septiembre, el Congreso de la Unión inicia el primer período ordinario del segundo año de actividades de la LXIV Legislatura. Como pocas veces en la historia, las mexicanas y los mexicanos reclaman una actuación responsable, con altura de miras y eficaz para que el Congreso de la Unión cumpla con su responsabilidad y ejerza las facultades que la Constitución le otorga.
Es momento de que el Congreso de la Unión salvaguarde las libertades de las y los mexicanos y proteja el ejercicio democrático de los contrapesos que dan “certeza al pluralismo y la independencia de nuestra institucionalidad democrática. Eso implica cuidar la democracia…” como una responsabilidad colectiva, en contra de la acometida de una mayoría legislativa construida artificialmente a través de la compra de conciencias.
Desde el PRD no permitiremos que, con la falsa justificación de la austeridad y la lucha contra la corrupción, sea lesionado el ejercicio de los derechos humanos que “no son patrimonio de partidos políticos, grupos o personas en lo individual…”
Estamos aquí para representar a la mujer víctima de acoso y de violencia cotidiana; las demás familias y comunidades que sufren desapariciones, masacres, desplazamiento forzoso, que sufren la impunidad de este gobierno; la mujer que lucha por sus derechos y su integridad y es vituperada por quienes debieran cuidarla; la trabajadora que fue despojada del derecho al cuidado profesional y seguro de sus hijos en una estancia; las niñas y niños con cáncer sin medicinas y sin un secretario que le importe.
Para defender a los servidores públicos despedidos injustamente y a los campesinos que no reciben apoyo y ante sus movilizaciones, el poder les cierra las puertas.
Estamos en este Congreso para que el reconocimiento y mejora de las y los maestros no quede sujeto a los intereses de las cúpulas sindicales; para que las condiciones laborales de las y los trabajadores de la salud no sigan precarizándose por la ineptitud de quienes desde un escritorio dicen en qué se debe gastar y en qué no.
Para que no se regateen recursos destinados a la comunidad científica y para que los apoyos para los deportistas de alto rendimiento no dependan del remate de una mansión en litigio; para que los periodistas no sigan trabajando bajo amenaza mientras el gobierno está más ocupado en desmentirlos que en garantizar su integridad; y para que la sociedad civil pueda seguir haciendo el trabajo que el gobierno es incapaz de garantizar, sin persecuciones ni desconfianza.
Pugnaremos por acabar con el gasolinazo, por una política tributaria progresiva así como la aplicación racional del presupuesto público y el restablecimiento de programas prioritarios para la sociedad, como el de Estancias Infantiles.
No permitiremos el control gubernamental de los procesos electorales ni acompañaremos ninguna reforma que implique un retroceso en el fortalecimiento de las instituciones electorales, la legalización de mecanismos de coptación del voto o algún atentado en contra de la libertad de sufragio.
Buscaremos fortalecer la prevención, atención, sanción y erradicación de todas las formas de violencia de género. Seguiremos insistiendo en que se debe prestar atención a las necesidades de las niñas, niños y adolescentes con perspectiva de pluralidad y equidad a través de programas que repercutan en su calidad de vida.
Lucharemos por construir un país en paz, con instituciones profesionales de seguridad pública. Nos opondremos con firmeza a decisiones arbitrarias, violatorias de la Constitución, del Estado de Derechos y de los Derechos Humanos, como la “Ley Bonilla”, la “Ley Garrote” o la “Ley de Extinción de Dominio”.
Desde el PRD, con una visión de izquierda, elaboraremos propuestas legislativas que respondan a los intereses nacionales y constituyan el primer paso para que, desde el ámbito parlamentario, construyamos la verdadera transformación que requiere nuestro gran país, en beneficio de las y los mexicanos.