Al menos 21 muertos y 71 heridos, arrojó la explosión en una toma clandestina de combustible en el municipio de Tlahuelilpan, en el Estado de Hidalgo. Las cifras fueron confirmadas por el gobernador Omar Fayad, quien llamó a atender los hechos y evitar la difusión de imágenes hirientes o con contenido doloso.
El gobierno federal por su parte, aseguró en un comunicado que cuando el Ejército llegó a la zona «no había gente». Sin embargo, «al aumentar la presión del ducto, el brote de combustible creció considerablemente y los pobladores (…) acudieron en gran número con cubetas, bidones y todo tipo de recipientes».
“Para evitar un enfrentamiento con la población, los militares se replegaron», agregó el comunicado. Poco después se produjo la explosión. El Ejecutivo federal no ha aclarado el número de efectivos que desplegó en el lugar.
Apenas once minutos después de la tragedia en Hidalgo, se incendió otra toma clandestina en una zona cerril de la comunidad de Paso de Mata, en San Juan del Río, Querétaro. En este caso no se reportaron personas fallecidas o lesionadas.
El Presidente Municipal de Tlahuelilpan, Juan Pedro Cruz, informó que fueron alrededor de 200 las personas que trataban de recoger el combustible derramado en el suelo. Otras fuentes indican que pudieron ser casi mil.
Varias unidades de bomberos y ambulancias se desplegaron en la zona para controlar las llamas y mayoría de heridos, varios de ellos con quemaduras de gravedad, fueron trasladados en helicóptero a hospitales de Hidalgo, el Estado de México y la Ciudad de México.
Petróleos Mexicanos (Pemex), indicó mediante comunicado que personal especializado, en coordinación con autoridades federales y locales, “atiende el incendio y apoyan a la población que resultó afectada por este suceso ocasionado por una toma clandestina».
Medios internacionales recuerdan que la explosión se registró en plena batalla del Ejecutivo federal contra el robo de combustible.
El diario El País, por ejemplo, destaca que este ilícito representa “un negocio de gran escala en México en el que también ha penetrado el crimen organizado. Desde el pasado 21 de diciembre, las autoridades mexicanas han cerrado varios ductos de transporte de gasolina en el centro y occidente del país —las regiones más afectadas por la extracción de combustible, popularmente conocida como huachicoleo—. La clausura de las tuberías por las que circula la gasolina ha obligado al despliegue de caminones cisterna para llevar gasóleo y gasolina a las estaciones de servicio. Pese a estas medidas preventivas, en las últimas jornadas se han repetido las escenas de desabastecimiento en varios Estados, entre ellos la Ciudad de México”.
