Mantener una dieta libre de productos cárnicos en el caso de los pacientes con enfermedades del hígado (cirrosis, hepatitis o insuficiencia hepática), es un elemento clave para evitar cuadros clínicos incapacitantes e incluso mortales, caso de la encefalopatía hepática, cuya causa es bacteriana pero su tratamiento depende, en gran medida, de la alimentación.
Dicha patología se debe a una acumulación de sustancias químicas tóxicas como el amonio, pero es uno de los principales motivos de consulta en Urgencias durante los primeros meses del año porque los pacientes suelen descuidar lo que comen a partir del llamado “maratón Guadalupe-Reyes”. Se clasifica en cuatro niveles de gravedad que afectan tanto las funciones sistémicas como la capacidad mental.
El jefe del Servicio de Urgencias del Hospital de Especialidades del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Jalisco, Ramón Iván de Dios Pérez, explicó que en un primer grado de encefalopatía hepática la persona parece “distraída”, desconoce a su familia y dice “incoherencias”, pero en general está consciente y lúcida.
“En el grado dos el paciente está completamente desorientado, no sabe dónde está, quiénes lo rodean, es incapaz de realizar cálculos matemáticos. En el tercero se encuentra somnoliento, estuporoso. Sólo responde si lo sacuden, no está alerta, no responde sólo a un estímulo verbal. En el cuarto está en estado de coma, puede ser conectado a un equipo de ventilación mecánica”, dijo.
Para evitar complicaciones que pongan en riesgo la vida, la enfermedad debe ser atendida en un hospital a partir del grado dos, de lo contrario la persona podría fallecer en el hogar a causa de una broncoaspiración (que el contenido del estómago se aloje en las vías respiratorias).
De Dios Pérez explicó que el consumo de proteína animal provoca una acumulación de amonio en el organismo que resulta demasiado tóxica para quienes tienen problemas de hígado. “Estos pacientes no pueden metabolizar ni eliminar la sustancia, por lo que causa alteraciones del sistema nervioso central, entre otras”.
La alimentación de quienes tienen encefalopatía hepática debe basarse en proteínas de origen vegetal, sin carnes rojas ni mariscos. Según la gravedad del caso, el especialista podría permitir la ingesta de carne blanca una o dos veces a la semana, pero no de manera regular sino durante ciertos periodos.
“Si veo que mi familiar dice incoherencias y tiene antecedentes médicos que involucran al hígado debo estar consciente de que puede tener la enfermedad en grado uno, pero si ya lo noto desorientado debo buscar ayuda tempranamente, para empezar un tratamiento a base de enemas de lactosa y otros medicamentos que combatan la flora nociva y desintoxique el organismo” concluyó.