Por: Pablo Quiroz Zepeda.
Este 21 de abril, la todavía jefa de estado del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte, Su Majestad Isabel II, cumplió 90 años y es que muchos creen que la monarquía británica es un adorno o una nota más de glamour en variedad de revistas; sin embargo la monarca de Buckingham es más que eso.
Vamos desde el origen: la Reina Isabel II nacida en 1926, hija de la tradición Windsor, desde muy temprana edad se desempeño como un ejemplo al fervor de su Nación, aceptando retos tan importantes a la edad de los 14 años, cuando la Alemania nazi atormentaba a los ingleses con sus bombardeos, motivando a los británicos, a las niñas y a los niños, a estar firmes ante las evacuaciones necesarias para preservar sus vidas, compartiendo las palabras de consuelo: “y al final, todo estará bien, por medio de Dios se nos cuidará y se nos dará la victoria y la paz”. A lo largo de la guerra siguió estando al lado de los soldados, aprendiendo y acompañando a las mujeres a prepararse en sus talleres de mecánica y reparaciones en la defensa militar.
En 1952, Su Majestad subió al trono, a pesar de que la guerra concluyó, las independencias de muchas colonias se iban desarrollando sin que el imperio pudiera impedirlo; sin embargo, Isabel II no dejó a quienes fueron y quienes siguen siendo sus súbditos en el Commonwealth, ella y el gobierno británico han apostado a unirse en una comunidad de países que contemplan la cooperación cultural, educativa, comercial y deportiva que ha demostrado más lazos de buena relación que de discordia, llegando al punto más complicado, pero no imposible, de ser la primera monarca británica en visitar a la República de Irlanda en el 2011.
Isabel II también es líder religiosa, dejando de lado nuestra creencia o feligresía, ella es la líder de la Iglesia Anglicana; además, en esta misma posición cuenta con el título de Defensora de la Fe, heredado desde 1521 por Enrique VIII y otorgado por la Santa Sede, que a pesar de que el mismo no sea tan considerable, recuerda que la Reina de la Gran Bretaña tiene tanto un liderazgo político como uno religioso, acompañado del Arzobispo de Canterbury en el servicio a más de 25 millones de bautizados por la Iglesia de Inglaterra.
A pesar de que Isabel II tiene un peso como Jefe de Estado, muchos de ustedes preguntarán el por qué de su nula acción política. Nos remontaremos a 1689, cuando la revolución política en el Reino Unido decidió establecer una carta de derechos para civiles y gobernantes, carta que designó responsabilidades de un o una monarca hasta nuestros días: Apertura y disolución del parlamento, reuniones con el Primer Ministro, consentimientos de políticas aceptadas por el parlamento y reuniones con líderes religiosos y con miembros de la Cámara de los Lords.
90 años son tiempo suficiente para una persona en errar y demostrar que también puede conservar la unidad en un sistema de gobierno que para muchos es obsoleto; sin embargo, cada año Isabel II sigue teniendo apoyo de su gente y su historia se sigue escribiendo.
