Jazmín Cortés es mamá de una niña de seis años de edad con meduloblastoma desmoplásico grado cuatro y se encuentra en tratamiento de quimioterapia y radioterapia. Comenzó con dolor de cabeza y vómito y en el Hospital Centro Médico le detectaron un tumor.
A la pequeña le tuvieron que abrir el cráneo y extirpar el tumor, que resultó ser maligno y ante ello los médicos determinaron hacer 12 ciclos de quimioterapia y 31 de radio.
Desde entonces Jazmín ha batallado para encontrar los recursos y poder atender a la pequeña, pero conoció la fundación Aquí Nadie se Rinde, de la mano de Laura Vidales, y visitaron el hospital donde les ofrecieron talleres para poder obtener recursos y hacer frente a los gastos de tratamientos alternativos y quimioterapias.
Ahí les enseñan a elaborar bisutería, como aretes y pulseras, tejidos, alimentos, semillas, chocolate y zapatos, ya que no pueden tener un trabajo formal porque el tiempo no se los permite, pues están en internamientos que duran hasta cinco días o tienen que acudir a las consultas que son constantes.
Así el apoyo de los talleres les ayuda de dos formas: por una parte se apoyan de manera económica y por otra es una terapia emocional, donde descargan sus pensamientos negativos, sube su autoestima y salen de su depresión por las adversidades.
Expresó que la realización del evento “Los sabores de la Ciudad de México”, que tiene un costo-donativo de mil pesos, es un apoyo muy grande para las mamás, porque con eso ellas pueden solventar gastos que van desde pasajes, alimentos o medicamentos, lo cual “alivia un poco su pesar”.
Por otra parte, la hija de Paula Hernández Hipólito perdió la batalla contra ese mal y a los 20 años «partió», pero aun así ella continúa con los talleres porque después de esta tragedia sigue con deudas, sobre todo por medicamentos ya que muchos no los cubre el seguro; tienen que endeudarse o sobreendeudarse, por eso sigue en la lucha para terminar de pagar lo que debe.
Su hija tiene un año de haber fallecido y Paula continúa pagando deudas, pero también este trabajo le sirve de terapia pues aprende, se distrae y recibe el apoyo de otras mamás.
Su hija estuvo cinco años en tratamiento, en el quinto no se le detectó cáncer, sin embargo al siguiente el padecimiento regresó y perdió la batalla.
