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¿Qué hay con Irán?

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Por: Pablo Quiroz Zepeda

Hace mucho que no hemos leído tanto acerca de Irán, este país que el 2015 lo envolvió con el dichoso “acuerdo nuclear”, el 2016 aparentemente no tiene tanto nota de que hablar; sin embargo créanme que si la hay.

Irán no es un país hecho de radicales islámicos que buscan a como de lugar un orden teocrático. Si bien, la revolución que derrocó al Shah ya va a cumplir su 40 aniversario en el 2019 y la continuidad de la revolución por parte del Ayatollah sigue manteniendo el poder tenemos que ser conscientes de que esta nación no es homogénea y ni unidireccional. Irán es más que eso.

Irán socialmente hablando en su mayoría de la población proviene de origen persa, pero también tiene sectores de su población de origen árabe, kurdo y caucásicos, y todos ellos curiosamente no representan a la imagen que tenemos de esa nación, imágenes que son mucho más políticas que de otra índole en una nación que es casi del tamaño del mismo México. Lamentablemente tanto para Irán como para México los medios internacionales prefieren dar nuestra cara menos orgullosa.

El Irán político internamente mantiene un estatus quo que no dejará de hacerse flexible entre la rigidez y la condescendencia. Esto ya habiéndolo observado en la gran película dirigida por Jon Stewart y protagonizada por Gael Garcìa Bernal “Rosewater” en las elecciones del año 2009. Efectivamente hubo represión, pero también hubo representatividad y la búsqueda de un bienestar mediante un plan de reformas económicas que suscito buscar un acuerdo hasta años màs tarde para minimizar o eliminar las sanciones económicas de países a los que Irán no mostraba ser un país tan confiable por el enriquecimiento con poca claridad de energía nuclear derivando por ejemplo en estimaciones de su ingresos en el 2015 por medio de la industria del gas y del petróleo por arriba de los 250 billones de dólares.

El Irán político hacia el exterior es otra cosa, no ha dado mucho de qué hablar, se ha dejado ver en un “descanso” en los encabezados de los medios (en especial de México) tras los acuerdos alcanzados en el 2015, pero en realidad no lo es. Para esto podemos presentar los siguientes dos ejemplos:

Guerra en Siria: El gobierno de Irán es fuente de subsidio de una de las organizaciones terroristas más letales, me refiero a Hezbollah. Esta organización, con el pretexto de apoyar a los civiles shías de Siria, ha orquestado atentados terroristas y fuertes enfrentamientos con la sociedad civil en diversas ciudades. Irán es su mayor patrocinador. Cabe destacar que el gobierno iraní ha entrenado a milicianos para acudir a la guerra contra quienes se oponen a Bashar al-Assad como también para atacar al Estado Islámico en esa nación y en el vecino Iraq.

Guerra en Yemen: Aunque Irán sigue negando dicha participación, es claro que Yemen y los llamados Houthies son parte de la agenda. Este grupo es creyente del Islam Shia, islam que también es el que rige a Irán y es el tipo de Islam que no es la mayoría ni en el planeta ni en el mundo entero. Para su contraparte en la región, Arabia Saudita, es de suma importancia monitorear cada opinión y cada acción “de juro o de facto” que provenga de Teherán.

Irán es una nación trascendental y lo ha sido desde los tiempos bíblicos, siendo el “host” de una conferencia post segunda guerra mundial, derrocando a una monarquía y posicionado como un líder económico y político en el Medio Oriente y en Asia Central. Eso sí, no dejemos de olvidar que tanto en Irán como en la gran mayoría del mundo ocurre lo que la política dice, no es precisamente lo que la ciudadanía quiere.

Agradezco su atención y sus comentarios tanto en este sitio como en la cuenta de twitter de un servidor: @PabloQZepeda

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