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Partidos vigentes, pero la ciudadanía decide y castiga

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Por: José Ángel Gutiérrez.

Una vez más -y parece que así será en lo sucesivo- México vivió este 5 de junio una jornada electoral sorpresiva y diferente. Una elección que nos vuelve a dejar la moraleja: la ciudadanía tiene la sartén por el mango y decide en cualquier momento.

Los partidos políticos siguen vigentes, pero sus estructuras ya no son determinantes. Las famosas “maquinarias” partidistas ya no alcanzan para ganar las elecciones.

La única opción para los partidos políticos, radica en ofrecer buenos gobiernos, no hay de otra. O cumplen, o la pagan con la derrota electoral.

Cada vez será más frecuente el castigo. El abstencionismo manifiesto en algunas Entidades como la Ciudad de México, con una participación menor al 30 por ciento, ya es por sí solo un castigo y una muestra de desconfianza.

Los abusos, los errores, los excesos… Se pagan.

Chihuahua y Veracruz son claro ejemplo: malos gobiernos traerán por consecuencia la derrota a sus partidos. Como debe ser, así de simple.

Las despensas y los regalitos ya no son suficientes. Y la movilización de estructuras simplemente no alcanza.

El movimiento de los candidatos independientes, por su parte, llega para quedarse pero no para cambiar el esquema político-electoral. Digamos que tendrá un nicho específico.

En un rápido recorrido por partido, diríamos: el PRI pierde y en su derrota, gana. Paga una factura que no tenía forma de evitar y que le dará la oportunidad -si es que su dirigencia y sus militantes se manejan con humildad- de cambiar para bien.

Reitero: excesos como los de Chihuahua y Veracruz ya no podían sostener al PRI. Y la ineficiencia con la que se ha enfrentado la inseguridad en Tamaulipas, también cobró factura.

El PAN resurge con energía y se fortalece. Un fortalecimiento que incluso podría ser pactado desde Los Pinos. Pactado, porque no podía el tricolor mantenerse en Estados donde se ganó con creces el repudio, pero tampoco podía dejar libre el camino a un Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), que también creció para consolidarse como la tercera fuerza política a nivel nacional.

A partir de este proceso y rumbo al 2018, el PAN se convierte en el Plan B del PRI, en la intención de evitar que Andrés Manuel López Obrador llegue a la Presidencia.

Los demás partidos, incluido el PRD, seguirán dependiendo en lo sucesivo de sus alianzas o se confinarán a constituirse como institutos con influencia específica en algunos Estados, pero muy lejos de ser considerados como nacionales.

Un claro ejemplo de ello, el Partido Movimiento Ciudadano, que ha quedado claro solo es fuerte en Jalisco, más como resultado del fenómeno alfarista que prácticamente lo ha registrado como su marca.

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