Miles de médicos principiantes protestaron en las afueras de hospitales en toda Inglaterra el martes, en la primera huelga masiva en la historia del Servicio Nacional de Salud en Gran Bretaña.
El paro de dos días representa la primera ocasión donde los vitales servicios de emergencia del servicio británico de salud (NHS) son afectados por una acción laboral.
La huelga refleja el estancamiento entre el gobierno y los médicos residentes —profesionales con hasta 10 años de experiencia— por el plan gubernamental de expandir la atención del NHS los fines de semana.
La disputa se centra en el pagos por turnos de fin de semana y si el sábado debería ser tratado como un día laboral normal.
El secretario de Salud Jeremy Hunt insistió en que el gobierno no será forzado con «chantaje» a abandonar su promesa electoral de fortalecer los servicios los fines de semana. Dijo que esa promesa fue una pieza clave en el programa del Partido Conservador en la elección del 2015.
«No pienso que ningún gremio tenga el derecho a chantajear al gobierno, forzarlo a abandonar una promesa por la que ha votado el pueblo británico», dijo.
Más de 125.000 citas y operaciones han sido canceladas y van a tener que ser reprogramadas debido a la huelga, resultado de una larga disputa entre el gobierno y la Asociación Médica Británica.
Hunt advirtió que el paro pudiera causar riesgos particulares para pacientes que necesitan tratamiento de emergencia y aquellos en sala de maternidad y de cuidados intensivos.
Mark Porter, jefe de la asociación médica, le dijo a la BBC que médicos experimentados proveerán atención mientras los residentes están en paro. Dijo que el gobierno engaña al público al decir que la huelga pone vidas en peligro.
«El secretario de Salud está tratando de encontrar una forma de enlodar la imagen de médicos residentes en este país que han estado proveyendo cuidados de emergencia fines de semana y noches desde que comenzó el NHS», dijo.
