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La rana hervida y el momento oportuno

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Por: Carlos Anguiano Zamudio

Arrancamos el año con la afectación al bolsillo derivada del incremento de los combustibles, que abarca a la sociedad en general. Diversos factores macro económicos han propiciado que la economía familiar sea trastocada, tales como los incrementos a los impuestos prediales, a los servicios básicos como el agua potable, la electricidad y el gas domestico, la desventajosa paridad del peso ante el dólar, pero sobre todo, el alza de la gasolina y el diésel, que hacen sufrir a la mayoría de las familias mexicanas.

Nuestro pueblo lleva años padeciendo el alto costo de los derivados del petróleo. El malestar de sabernos una nación rica en reservas naturales y entre las primeras productoras del oro negro en el mundo, nos confunde, pues para consumo interno, el producto es caro.

Difícil es lograr explicar que la empresa que sostuvo por décadas el crecimiento y el desarrollo social, hoy esté quebrada. Petróleos Mexicanos, PEMEX, ha perdido empuje, su capacidad de extracción se ha reducido, la refinación del petróleo es insuficiente, se importa combustible en cantidades increíbles, los excesos y los dispendios históricos, la mala planeación, el no alcanzar objetivos de producción y desarrollo, el bajo costo internacional del crudo, el lastre sindical que se padece, la ordeña de ductos, la corrupción, la merma del producto en los traslados y otros factores ajenos a la voluntad y al deseo de los mexicanos, ponen en focos rojos a nuestra empresa paraestatal petrolera.

Subir abruptamente el precio por litro de gasolina, diésel, gas licuado y electricidad, genera inconformidad generalizada y ha dado pie a manifestaciones, paros carreteros, bloqueo de vialidades y transporte público. Llama la atención que nuestro país venía incrementando gradualmente el costo por litro de dichos insumos básicos, y ese incremento escalonado fue detenido durante un lapso por el actual gobierno, que se comprometió a ya no subir el precio, aunque en las letras chiquitas mantuvo ocultos los factores ante los cuales se podrían reanudar las alzas, siendo la paridad cambiaria peso-dólar, el detonante de la actual medida, que se traduce en menos litros por el mismo dinero, perjudicando prácticamente a todos los mexicanos, incluidos aquellos que no tienen vehículo automotor.

Por ello, la sociedad mexicana está manifestando rechazo a las medidas de liberalizar el precio de los combustibles, pues argumentan que no era el momento oportuno, aunque en realidad, ese momento no exista nunca de cualquier forma. El creciente malestar pareciera que se podría haber dosificado o intentar irlo dejando para después, a fin de que reventara en otro momento y no produjera agravamiento del deterioro de la imagen presidencial o descalabros electorales. Al parecer no había elección. Se han empeñado en defender desde el gobierno, que es lo mejor para evitar mayores estragos a la frágil economía nacional. Por eso brinca la rana, por echarla en agua hirviendo de porrazo.

Olivier Clerc escritor y filósofo francés escribió la fábula de “La rana que no sabía que estaba hervida”, basada en una ley física real: si la velocidad de calentamiento de la temperatura del agua en la que se mete es templada y se va incrementando gradualmente, una rana que este sumergida en ella se quedará quieta e irá muriendo sin darse cuenta de ello mientras se coce; en cambio, si se le mete repentinamente en agua caliente, la rana saltará y escapará viva.

Quienes nacimos en México a partir de los años 60, lamentablemente hemos vivido repetidos procesos de hervido a fuego lento: nos han tocado procesos de inflación, aumento de impuestos, la famosa tenencia vehicular, alzas, devaluaciones, crisis, rescates a deudores de la banca, pactos económicos, carestía y errores monetarios. Pese a ello, los mexicanos de las generaciones de la crisis, hemos sido capaces de sobrevivir y poco a poco, sortear la desventura de la vecindad con los Estados Unidos, así como a errores de gobierno, desastres naturales, alternancias políticas y pese a todo ello, seguimos avanzando.

No estamos acostumbrados a que el gobierno nos diga la verdad. No queremos creer que era necesario quitar el subsidio al combustible para no frenar el progreso. No nos gusta que nos agarren a verdadazos y que nos rompan las ilusiones de que todo va a estar bien y que tendremos abundancia, bienestar, crecimiento y desarrollo. Cierto es que la gente ya no cree en eso, porque ha recibido históricamente sorpresas, decepciones y desencantos terribles. También es cierto que el actual gobierno ha perdido confianza, aceptación y credibilidad. Con una aceptación de aproximadamente 24%, prácticamente todo lo que se haga será cuestionado, repelido y atacado, aunque lo hecho fuera necesario, aunque fuera racional.

Es muy difícil lograr adaptarse a una situación que provoca malestar. Enrique Peña Nieto, su gobierno y su partido político, pagarán altos y al parecer inevitables costos políticos y enfrentará el desanimo y la protesta social creciente. Lo cierto es que hervir de golpe a la rana profundiza la crisis política y social, aunado a la cuesta de enero, donde el grueso de nuestra sociedad afronta una economía familiar con falta de capacidad de ahorro, dispendios y desórdenes en sus hábitos de consumo, gastados, inmersos en un consumismo destructivo, en falsas presunciones sociales, con deudas, pagando mayores tasas de interés, con un peso que resbala y cae ante el dólar.

En esa agua nadaba la rana, a temperatura ya de por sí molesta. Si le echan agua hirviendo, debe de ser por una razón imposible de evitar, pues es lógico que la rana brinque y no espere quieta a hervir.

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@carlosanguianoz en Twitter

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Periodista, resignado Atlista, enamorado de mi ciudad y de mi Estado. De L a V en punto de las 7am al aire @1070noticias http://bit.ly/oYJFU2