Ser elegida sede de Juegos Olímpicos obliga a transformar totalmente una ciudad, pues no se trata solo de mejorar la infraestructura deportiva o de reforzar la seguridad.
Para José Franco, titular de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia (DGDC) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el plano urbanístico también “tiene repercusiones considerables, para bien o para mal”.
Indicó que este fenómeno es tema de estudio para sociólogos, antropólogos y economistas, que monitorean los cambios urbanísticos y sus efectos en las ciudades en las que se han realizado este tipo de eventos deportivos.
En un comunicado, opinó que la profunda inversión que hizo Brasil para albergar los juegos “pauperizará por muchos años algunos programas sociales del país”.
Franco mencionó que científica y tecnológicamente también se han modificado algunas de las ramas del deporte y que también los Juegos Olímpicos han ayudado al desarrollo de las ciencias exactas en el presente siglo.
“Cuando se piensa en ciencia y olimpiadas, viene a la mente la participación de la química en los análisis para descartar o confirmar el dopaje de los atletas, o bien de la ingeniería en los nuevos diseños de llantas para bicicletas y las novedades en materiales para los trajes de baño”, añadió el también astrónomo.
A pregunta sobre si debe separarse las artes y las humanidades de las ciencias exactas, dijo que la UNAM hace esfuerzos para romper con esa disgregación. “Tenemos intentos de unir arte y ciencia”.
Adelantó que la DGDC y la Coordinación de Difusión Cultural (CDC) comenzarán a explorar nuevos caminos con la Secretaría de Cultura del gobierno federal, con la finalidad de “generar programas de largo aliento en torno a este vínculo”, confiando que el trabajo que se desarrolle “tendrá un impacto importante dentro de algunos años”.
