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Hacen vibrar los Rolling Stones México

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La Ciudad de México se engalanó anoche con la presencia de Los Rolling Stones, quienes brindaron el primero de sus dos conciertos pactados en el Foro Sol, que registró un lleno espectacular.

Todos corearon, todos cantaron, todos se contonearon al ritmo que marcaba Charlie Watts en la batería.

Eran 55 mil almas, o poco más, vibrando en una formidable mezcla de generaciones, entre vetustos setentones, fieles seguidores de la banda de rock más longeva en los escenarios, padres con sus hijos, con sus hijas y hasta con sus nietos, pero todos en una misma órbita disfrutando el concierto. El fenómeno estriba precisamente en que Los Stones trascienden en el tiempo rompiendo brechas generacionales.

Por eso es que no había nadie en ese gentío a pie firme y a ras del suelo que no se supiera la lírica de las canciones, mientras en las gradas la gente se divertía, además, haciendo la ola.

Jagger y sus socios demostraron también que en la ronda de sus poco más de 70 años de edad, per cápita, se mantienen “joviales” porque la música de rock es vida, es juventud para ellos; de ahí que, aun con su imagen de “abuelita”, Keith Richards es vigor en el escenario y Charlie Watts sigue golpeando los tambores con singular energía, al tiempo que Ronnie Wood se alterna los rifs de guitarra con Keith.

Y qué decir de Mick, saltando de un lado a otro del escenario, gesticulando, regando histrionismo y teatralizando cada canción.

No le faltó a Jagger el clásico “buenas noches, México” ni el “nos la estamos pasando bien”, pero la clientela lo festejó con risotadas cuando señaló a Sean Penn y dijo en un difícil español: “Vino a verme al hotel, pero me le escapé”.

Starm me up fue la “rola” con la que abrieron en punto de las nueve de la noche, luego de que un grupo capitalino, Little Jesus, calentó el ambiente.

El desfile de vendedores de cerveza era interminable mientras Jagger interpretaba Street Fighting man; luego recordó que hacía diez años no actuaban en nuestro país.

La euforia por Los Stones iba y venía en un trajín que estremecía al compás de los acordes de Paint it Black, tema al que le siguió Honky Tonk Woman, en una noche que parecía eterna.

También fueron presentados en el escenario los músicos de acompañamiento de la banda, lo mismo que el bajista Darryl Jones, que siempre toca con ellos desde que se les fue el bajista original, Bill Wyman.

La lengua de Los Rolling Stones llenaba por momentos tres pantallas colocadas a manera de telón de fondo, donde se proyectaba la imagen de Jagger y compañía, y donde, de pronto, esa lengua aparecía en una bandera mexicana. Todavía se discutieron con Jumpi’n Jack Flash y, desde luego, Satisfaction, ante la euforia del público, que no quería irse.

El próximo jueves será el segundo concierto, y cierre de la gira Olé 2016 de Los Stones, que ofrecerán un show en La Habana, gratis para el pueblo cubano, el próximo 25 de marzo.

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