Por: Édgar Olivares González
Ahora resulta que en el segundo estado más violento del país, donde un secuestro se convierte en un levantón y donde los criminales torturan, matan y luego preguntan el nombre de la víctima, un joven y famoso futbolista también es un superhéroe que logró enfrentar – él solo – a uno de sus plagiarios para golpearlo, quitarle el teléfono y reportar al 066 que necesitaba ayuda. Es un buen guión. Lástima que en este país esa es otra historia que provoca la risa colectiva y es poco menos que imposible de creer.
En México los guiones han sido muchos: “Caso Florence Cassez”; “Los náufragos de San Blass”; “Respuesta al escándalo de la Casa Blanca de Peña Nieto por parte de Angélica Rivera”; “La verdad histórica del caso Ayotzinapa”, y un largo etcétera.
Una historia como la del futbolista del Olympiacos, Alan Pulido, es totalmente inverosímil en el contexto nacional. ¿Por qué los secuestradores no pidieron rescate inmediatamente?; ¿por qué lo dejaron vivo al saber que se trataba de una figura pública que les ocasionaría problemas?; ¿Y sí las autoridades de Tamaulipas están “conectadas” totalmente con los criminales que supieron quiénes tenían a Alan Pulido y negociaron su liberación?; ¿Por qué las autoridades dijeron primero que “rescataron” al jugador y luego resultó que solamente lo recogieron luego de que se liberó por sus propios medios? Preguntas que quedarán sin respuesta.
En México los grandes casos y escándalos terminan con una monumental incógnita y pocas veces las autoridades convencen a la sociedad con sus versiones. El caso de Alan Pulido es otro más en el que emerge la teoría de la conspiración y quedará para la historia. Lo importante: como quiera que sea Alan está bien y eso es digno de celebrar.
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La agenda la marcó ayer la propuesta de Alberto Galarza Villaseñor, “El Rojo”, quien en su calidad de coordinador del Observatorio Ciudadano de Movilidad, propuso un impuesto llamado “tenencia verde” que pudiera llegar hasta los dos mil pesos por automóvil en el estado.
Yo estoy de acuerdo con la medida, pero… Primero que se revisen todas las unidades del transporte público que contaminan, para que cambien sus unidades o al menos las tengan afinadas, de lo contrario que las sanciones sean implacables; que se multe ya en serio y de una vez por todas a los vehículos particulares que no estén verificados y que sigan contaminando; que los gobiernos revisen sus vehículos oficiales y los afinen, porque muchos de ellos (grúas, camiones recolectores y de otros servicios) son auténticas chimeneas rodantes; que se sancione a todas las empresas e industrias que contaminan el aire, el agua y el suelo con sus desechos. Después de todo esto, podremos estar en condiciones de discutir una tenencia verde.
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