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Desazolve #TRUMPETAZOS

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Por: Salvador Cosío Gaona

Ante los problemas que podrían surgir por la inestabilidad económica que se cierne globalmente por la próxima asunción a la Presidencia de Los Estados Unidos de América del patán y palurdo mercader neoyorquino sicofante de la política llamado Donald Trump, que el 20 de enero de 2017 iniciará su mandato, ya las grandes potencias económicas del mundo están amagando con provocar una comunidad unida para aislarlo a fin de evitar que al intentar materializar en acciones las líneas de proteccionismo radical que ha propalado el magnate, genere caos general.

Y ya en la reunión del Consejo Económico de la Cuenca del Pacífico (APEC por las siglas de su nombre en idioma inglés: Asia Pacífico Economic Council), se anunció que esta importante institución multilateral redoblará su esfuerzo en defensa del libre comercio.

Y en cuanto a América Latina, pareciera haberse detenido el impulso de su motor económico ya que tras el derrumbe de producción e inadecuada tarea de superación tecnológica y por ende precaria comercialización de las materias primas de la región, que se acentuó en 2009, en 2014 siguió una segunda fase de contracción del comercio internacional, con un descenso tanto de los precios como del volumen de las exportaciones continentales y este escenario recesivo, encuentra a las naciones que integran nuestro subcontinente mal preparadas y muy vulnerables.

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) publicó su informe denominado ‘Monitor de Comercio e Integración 2016’, y al presentarlo formalmente en Buenos Aires acentuó: ‘América Latina debe prender sus motores, el ambiente político se ha vuelto desafiante, no sólo por los cambios en Los Estados Unidos de América sino también en Europa”, en alusión al triunfo electoral de Donald Trump y al famoso BREXIT y va más a fondo al decir: El auge exportador de principios de siglo fue consecuencia de los precios y la oferta exportable actual no responde a las necesidades del mercado. La única salida para América Latina es diversificar la matriz productiva y una mayor integración, el mejor camino para neutralizar cualquier tentación proteccionista. Las exportaciones de América Latina cayeron 14.8% en 2015 y a julio de este año llevan 23 meses consecutivos de contracción, consecuencia de una menor demanda tanto de los países desarrollados como de los emergentes, en particular China.

Desde enero de este año, el saldo negativo ha sido menor, de 8.5%, pero la mejora oculta que, en realidad, la tendencia a la baja continúa. La situación se complica aún más porque la retracción ha alcanzado también a los servicios, un sector que ha perdido su capacidad contracíclica. El panorama es preocupante porque la retracción de la demanda mundial afecta más a América Latina que al resto del mundo, con el consiguiente efecto negativo sobre la balanza de cuenta corriente de los países. El peligro se acrecienta porque se trata de una coyuntura complicada, susceptible de desatar políticas proteccionistas en todo el mundo.

Y es que durante la campaña electoral, el tal Trump amenazó vehementemente con revisar los tratados de libre comercio que considere perjudiciales para su país y señaló tajante al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y la decisión de anular o menoscabar la acción de los principales convenios mercantiles internacionales, podría desencadenar nuevas retracciones en el comercio mundial, exponiendo a los países de la región a presentar gran vulnerabilidad y propiciaría aumento desmesurado del costo de financiamiento, incrementándose los desequilibrios.

La primera reacción de los países más expuestos, como Brasil y Argentina, fue la devaluación competitiva pero el BID ha advertido que la inflación suele neutralizar rápidamente los beneficios iniciales, sobre todo en el comercio intrarregional, pues contrariamente a lo ocurrido con respecto a los socios extrarregionales, entre los países de la región se han observado notables apreciaciones reales, en gran parte debido a la fuerte depreciación de Brasil.

Las exportaciones de los países conformantes de la región subcontinental identificada como América Latina, se han concentrado en los eslabones menos elaborados y en los segmentos menos dinámicos de la demanda mundial, siendo por eso imperativo que los países latinoamericanos diversifiquen su matriz productiva hacia productos de un mayor valor agregado y fortalezcan su integración, tratando de generar que la crisis actual provoque una oportunidad para retomar una agenda comercial común que el tiempo de bonanza dejó en un segundo plano, dado que se requiere con urgencia establecer un cambio radical en los mecanismos de integración regional para contrarrestar la realidad de un ciclo recesivo que ya casi rebasa los cuatro años. Esta estrategia debe incluir a Brasil, la mayor economía y locomotora regional, pero también a México, que por su integración comercial con Estados Unidos vive de espaldas a América Latina y habrá que urgir a que se aprecie por el resto de las nacionales latinoamericanas el potencial que tiene nuestro país.

La receta que enuncia el BID es la más lógica y debe encaminar a nuestro México a consolidar a mediano plazo una economía diversificada tanto en relación a los motores, como a la visión y alcance, urgiéndole tanto a nuestra patria como al resto de países latinoamericanos dejar de lado actitudes basadas en celos, sentimentalismos y chauvinismo, para buscar esa integración latinoamericana como única posibilidad real de enfrentar los retos próximos. Ojalá que tanto los dirigentes políticos como quienes impulsan a los organismos que deben trabajar por hacer eficiente la representación y concertación de los sectores productivos, dejen atrás resabios y diferencias que impiden la unidad interior en nuestros países hermanos y se redoble el esfuerzo tendiente a consolidar el gran pacto de América Latina.

Tras sufrir muchos años de problemas estructurales, lo cierto es que ahora tal y como lo señala el Fondo Monetario Internacional (FMI), la nueva y más seria amenaza que se cierne sobre la economía de México es el llamado “choque externo” que es una forma especial que utiliza ese ente de fomento global para referirse al Presidente Electo de Los Estados Unidos de América, el patán y palurdo mercader neoyorquino sicofante de la política llamado Donald Trump, que enarbola un discurso en el que blandea la espada contra países como el nuestro en su cruzada proteccionista, mediante la cual pretende evitar que la inversión con recursos de personas de su país vengan al nuestro y a otros más en los que se ha estado invirtiendo dinero, instalando plantas productivas que según el próximo mandatario norteamericano o estadunidense, es dinero que buscará evitar salga de su territorio a fin de que ahí permanezca invertido.

Pero en el FMI pecan de ingenuos o simplemente en son de burla, señalan al respecto: ‘Tenemos confianza en que los poderosos fundamentos de la economía mexicana le permitan resistir, pero instamos a vigilar los choques potenciales”, ya que los funcionarios del FMI no deben ignorar que precisamente lo que no existe en la economía mexicana, son esos poderosos fundamentos sólidos y por ello es sumamente endeble y mucho muy vulnerable a los efectos causados por los problemas internos y a los acontecimientos externos.

En su revisión anual, el Fondo se muestra complacido por el desarrollo de la economía mexicana: “México ha navegado exitosamente por un complejo entorno internacional, caracterizado por la alta volatilidad de los mercados financieros. La economía sigue creciendo a un ritmo moderado y la inflación está cerca de su objetivo. La flexibilidad de la tasa de cambio está jugando un papel central en la absorción de los choques externos. Las políticas macroeconómicas siguen centradas en mantener fundamentos sólidos”.

Pero a pesar de esas presuntas premisas tranquilizadoras que el FMI supone existen, hay señales del inminente sismo y en un cálculo en el que coinciden casi todos los analistas, el propio FMI es cauto y simplemente pone en el congelador las previsiones de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) y lo sitúa en un máximo de 2% para este año, similar al 1.8% que ha planteado el Banco de México (BANXICO) y de cualquier modo situados muy lejos del 2.8% que había sido pronunciado hace un año.

Entre los factores de la crisis, está la caída de las exportaciones manufactureras mexicanas y el repunte de la inflación, además del declive del mercado interno así como el descenso del ingreso al país de inversión extranjera y la salida de capitales al caer los índices bursátiles y el exceso en la demanda de divisas, lo que ha ocasionado que la moneda se haya depreciado más de un 23% en un año y hasta un 58% en lo que va del sexenio a cargo del Presidente Enrique Peña Nieto. Ello se refleja en la necesidad de aumentar los tipos de interés por BANXICO ya hasta seis veces en los últimos meses, pues la tasa ha pasado del 3% al 5.25%

Son varios los fantasmas que acechan a México ante el próximo inicio del nuevo gobierno de Los Estados Unidos de América a partir del 20 de enero, entre otros la anulación de Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), el menoscabo en el monto de las remesas en dólares que envían a sus familias en México los mexicanos que habitan en el vecino país del norte, ya que se supone habrá un fuerte grávamen sobre ellas por el gobierno que encabezará el tal Trump, asi como la deportación masiva de connacionales.

Hasta ahora no hay señales de medidas o programas concretos y presuntamente eficaces por parte del gobierno federal mexicano a efecto de contrarrestar los efectos de los embates a recibir a partir del 20 de enero próximo, cuando inicie la temida era Trump y nos haga ‘trumpicarnos’.

Sin poderse precisar si es realista y congruente o solo se cubre a sabiendas que de cualquier forma ocurrirán ajustes económicos por la cercanía del fin del actual gobierno de Los Estados Unidos de América a cargo de Barack Obama y la próxima asuncion del nuevo Presidente de esa nación, el Gobernador del Banco de México Agustín Carstens Carstens está previendo y avisando que es inminente un choque y que habrá nueva devaluación.

Lo cierto es que ya el dólar norteamericano se apreció y nuestra moneda sigue sufriendo severa depreciación, habiendo ya llegado a pasar la barrera de los 21 pesos por cada dólar.

Además del Fondo Monetario Internacional (FMI) que ya había señalado la reducción de las expectativas de crecimiento económico para el cierre de 2016 y la prospectiva para el 2017, ahora el Banco de México (BANXICO) es la institución que ajusta a la baja las perspectivas de crecimiento y el intercambio comercial internacional y prevé seguirán revisándose para continuar con tendencia a la baja.
De entrada BANXICO ajusta su pronóstico de crecimiento económico de 2016 que tenía previsto en 2% a fin de situarlo a tan solo 1.5% y en cuanto al año 2017, lo ajusta de estar señalado al 3% previniendo podría solo llegar acaso a un máximo de 2.5%

El ajuste que plantea BANXICO es debido a que las perspectivas de crecimiento y el intercambio comercial internacional han continuado revisándose a la baja y el resultado de las elecciones presidenciales en Los Estados Unidos de América, incrementó el riesgo a la inauguración de políticas públicas que obstaculicen el comercio exterior y la inversión extranjera en nuestro país.

Hemos de recordar que ya se había realizado ajustes antes y estos además habrán de continuar, pues para 2016 la estimación pasada era de un crecimiento de entre 1.7% y 2.5% y pasó a uno de 1.8% y 2.3%, llegando ahora al señalado de 1.5%, mientras que para año 2017 el intervalo prevenido era de 2% y 3% y con el ajuste quedó en 1.5% y 2.5%, según lo ha dado a conocer el BANXICO en el Informe Trimestral de la Inflación.

Pero en tanto el banco central mexicano hace los ajustes y de alguna forma emula a lo que ya había señalado el FMI, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) que encabeza José Antonio Meade Kuribreña, decidió mantener su previo pronóstico de crecimiento económico para México, ya que según se aprecia esa dependencia federal confía en que el país crecerá entre dos y 2.6 por ciento este año, lo cual suena iluso y absurdo. Pero la subsecretaria de Hacienda, Vanessa Rubio, explicó que debido a la aceleración del consumo interno en un contexto internacional adverso, se decidió mantener el actual pronóstico y argumentó que México está creciendo más que Chile y Argentina, que destaca por tener un ritmo superior en América Latina.

El 22 de agosto la SHCP redujo su estimado para la economía a un rango de 2% a 2.6% desde un previo establecido de 2.2% a 3.2 por ciento. La Secretaría de Hacienda publicó por primera vez 12 indicadores con proyecciones para facilitar su seguimiento y mejorar la transparencia y trayectoria de las finanzas públicas. Ese día se anunció que se haría un proceso permanente de actualización trimestral.

Así, el ajuste a la meta de crecimiento fue acompañado de la noticia de la reducción de los Requerimientos Financieros del Sector Público para 2016 de 3.5% del PIB estimado originalmente en el paquete económico aprobado para este año por el Congreso de la Unión, a un nivel de 3% del PIB. Es decir, una disminución de 1.1 puntos del PIB en comparación al cierre de 2015 y menor en 0.5% respecto a lo autorizado por diputados y senadores para 2016.

Un día después, la calificadora Standard & Poor’s cambió la perspectiva crediticia de México de estable a negativa, debido a que el nivel de la deuda pública había aumentado de manera continua de 28% del PIB en 2005 a 42% al cierre de 2015. En esta ocasión la SHCP consideró que no era necesario hacer un ajuste, determinación que ha causado fuerte crítica entre directivos empresariales y analistas económicos de los sectores financiero y académico.

¿Sirve de algo maquillar la realidad? El sentir general es que en la SHCP ‘se hacen cómo el tío Lolo’.

@salvadorcosio1
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