Por: Salvador Cosío Gaona
El patán y palurdo mercader neoyorquino sicofante de la política y ahora dictador fascistoide llamado Donald Trump, que para desgracia del mundo es Presidente de Los Estados Unidos de América, es realmente una amenaza universal y no es dudable esté ya en marcha algún plan global para acabar con esa amenaza para el orbe.
Tras los golpes casi cotidianos y cada vez más frontales que el mesiánico payaso lenguaraz aspirante a político generó durante la parte final de la campaña electoral y más acentuadamente en el breve lapso entre la elección del 8 de noviembre y el inicio de su mandato el pasado 20 de enero, al iniciar su mandato hace poco más de un mes, incrementó sus ataques verbales a través de su cuenta personal de Twitter contra los medios de comunicación a quienes ha estado acusando de parciales y deshonestos.
Recordemos que durante su campaña, el tal Trump se empecinó en tratar de deslegitimar a los medios de información ya que en sus actos públicos era habitual acusar a los más poderosos agentes de información como la cadena de televisión CNN o el diario The New York Times, señalándoles de escribir información falsa o hacer una cobertura con prejuicios, carente de objetividad, pero desde su arribo a la la Casa Blanca, los ataques e insultos que ha venido propinando a la prensa se han vuelto rutinarios, generando una relación demasiado tensa y de alguna forma erosionando cada vez más la confianza de la ciudadanía tanto en los medios como en el propio gobierno a cargo del recién empoderado atrabiliario y xenofóbico magnate.
Y es así como al llegar a su cuarta semana como mandatario del vecino país del norte, el tal Trump culminó una sólida andanada contra los medios de comunicación, acusando a los periodistas de las seis más grandes e importantes cadenas de televisión de ser “el enemigo de pueblo americano” y así fue cómo a través de su famosa cuenta personal de twitter dijo: “Las noticias falsas de los medios fallidos (refiriéndose a The New York Times, NBC, ABC, CBS y CNN) no son mi enemigo, son el enemigo del pueblo americano” y secundo el ataque virulento calificó a los medios de distribuir información “falsa” y “deshonesta”.
Ya se ha dicho que antes, en su primer encuentro personal con los medios en lo que se llama una rueda de prensa desde la Casa Blanca, Trump menospreció las informaciones que aseguren que tanto él como miembros de su campaña estuvieron en contacto con los servicios de inteligencia rusos y criticó acremente la noticia publicada por The Washington Post que obligó a renunciar asu cargo al general Michael Flynn, que era el Consejero de Seguridad Nacional, quien prácticamente se vio obligado a dimitir tras revelarse que mintió acerca de una conversación con el embajador ruso en Washington.
Como se ha dicho reiteradamente, para el payaso bocón que semana a semana ha venido deteriorando su imagen y tornándose cada vez más como un peligro para la sociedad de su país y para el mundo, los medios de información son como una plaga y busca permanentemente golpearlos en aras de prohijar su descrédito, siendo patético lo que desde los primeros días de la administración Trump se dijo por uno de sus asesores más cercanos, el jefe de estrategia Steve Bannon, quien en una entrevista con el Times afirmó sin tapujos que en su opinión el partido de oposición frente al gobierno de Trump es “la prensa” y no el Partido Demócrata.
Hay pues en Trump, además de mucho ego y demasiada ambición de poder, una percepción cada vez más amplia en la sociedad norteamericana en cuanto a que el Presidente será sujeto a manipulación aprovechándose de él y su temperamento todos sus auxiliares, quienes al igual que el mandatario no tienen cultura política y solo actúan a partir de instintos y la búsqueda de logros más ligados a la acumulación de poder, siendo además claro que entre los miembros del equipo hay division y demasiado compleja competencia interna por consolidar cada grupo el mayor nivel de influencia sobre el aprendiz de político, pugna que los está llevando a un bajo nivel de manejo de conflictos, que han crecido además que tienen el grave problema ocasionado por la falta de control que tienen sobre el Presidente, quien como chivo en cristalería hace y deshace sin mayor cuidado y provoca caos y conflictos.
No es exagerado decir que el mundo está en alerta porque está sin control quien puede desencadenar una conflagración global y es que el polémico mandatario se ha distinguido por hacer y decir cosas que han provocado disturbios y conflictos, y así continúa generando discordia, desequilibrio y riesgo de destrucción.
De lo que es y ha sido la labor presidencial del magnate lenguaraz, deja una fiel y muy contundente pintura la elocuente portada que le dedica la prestigiada revista ‘Time’ , una imagen del artista Tim O’Brien animada como GIF para las redes sociales, y que muestra al polémico mandatario del vecino país del norte bajo una tremenda tormenta.
La portada sirve como marco a la revista para explayarse en expresar la sucesión de complicaciones y contradicciones en que ha estado inmersa la gestión del odiado mandatario y especialmente se centra en las circunstancias que estuvieron detrás de la renuncia del ahora ex Consejero de Seguridad Nacional, General Michael Flynn y destaca el que como resultado de todo, se ha construido una enorme sensación de caos constante que tiene en gran tensión a la nación vecina y a la comunidad internacional de naciones, obviamente también a México y a los mexicanos.
La publicación rememora cómo fue que cuatro jueces federales ordenaron suspender una orden ejecutiva emitida apresuradamente por el tal Trump, restringiendo la entrada a su país de personas originarias de siete naciones con mayor connotación, pero especialmente por su característica de raza o religión y reseña, como hicieron algunos funcionarios de inteligencia para filtrar la descripción referenciada de conversaciones obtenidas mediante la intervención en líneas de telefonía y que impulsaron la decisión de Trump a despedir al Consejero Flynn, que había ocultado sus vínculos con un alto funcionario de la diplomacia rusa, pero además la revista da cuenta que se produjeron más filtraciones, dándose a conocer conversaciones y mensajes que involucran a funcionarios actuales y anteriores, afirmando que los asesores de campaña del entonces candidato Republicano Trump y diversos funcionarios de alta influencia en el sistema ruso de inteligencia, habían estado en cercano y persistente contacto durante la campaña presidencial que desembocó en la elección efectuada el 8 de noviembre del 2016, en la que presumiblemente intervinieron ilegalmente para impulsar al Republicano en detrimento de la candidata del Partido Demócrata Hillary Rodham-Clinton.
Es interesante lo que la publicación dice en relación al descubrimiento de cómo se interceptan o se descubre a interventores de comunicaciones y el que ahora algunos colaboradores en la Casa Blanca se resisten a comunicarse usando el correo electrónico, dado que la legislación federal exige que los mensajes en esa vía sean archivados para ser susceptible de consulta abierta y están prefiriendo el uso de mensajería cifrada o encriptada para asegurar que no puedan ser observadas y ha cundido el temor al usar el teléfono en razón de la práctica generalizada en cuanto a monitorear todas las llamadas telefónicas.
Los episodios ocurridos en la aún muy corta historia de Trump como Presidente de Los Estados Unidos de América, han polarizado a la sociedad, tienen en constante conflicto a la Casa Blanca con la prensa y ahora también ya con los servicios de inteligencia porque Trump pretende evadir todo lo que signifique control hacia él y su familia o colaboradores más cercanos pero a la vez pretende un férreo control sobre el resto de funcionarios y exige vigilancia sobre las actividades de políticos de todo signo ideológico y además en relación a lo que dicen y hablan empresarios, diplomáticos y líderes sociales, pretendiendo además manejar una gran acción de espionaje hacia líderes de los paises más importantes.
Desde que el pasado 20 de enero, asumió el cargo de Presidente de Los Estados Unidos de América, el frívolo Jefe de Estado ha hecho de la generación de conflictos su agenda y como un breve recuento de eventos conflictivos, puede señalarse que ha destituido a una Fiscal General, ha cesado fulminantemente a su Consejero de Seguridad Nacional, ha ordenado construir un muro fronterizo con México tensando la relación binacional, ha dictado orden de impulsar el abandono del Acuerdo Comercial Transpacífico, ha encrespado a la Unión Europea, ha generado agresión a los mandatarios de México y Australia, ha prohibido entrada a a su país de miles de personas con liga a la religión, raza y cultura musulmanes, ha colisionado con los tribunales federales así como ha satanizado a los medios de comunicación y en tan solo poco más de un mes, ha convertido a la Casa Blanca, en un inmenso caos, provocándole desestabilización a su gobierno, a su país y aunque suene exagerado, al orbe, dada la enorme influencia que esa nación y su mandatario tienen sobre muchas fundamentales decisiones que tienen que ver con la armonía de las relaciones multilaterales y la paz mundial.
Nunca antes un Jefe de Estado del país vecino había prohijado tanta inquietud y zozobra nerviosa sobre lo que pueda hacer usando su poder desde Washington, no se había antes generado una sensación tan grave de temor a que en caso de emerger una crisis, ésta se haga enorme o gigante e incontrolable al no existir en el Mandatario capacidad para responder de una forma racional, pues Trump ha quedado mostrado tal cual es su pequeña realidad, pues están a la vista los casos más crasos de su clara patología que le lleva a actuar solo por instintos causando destrozos a los equilibrios y de ello es muestra su patética y enfermiza virulencia contra México y los mexicanos, además de asuntos claves en política exterior como en el caso de Israel en que ha dado marcha atrás a su apoyo irrestricto a los asentamientos ilegales, como ante China en que ha abandonado su coqueteo con Taiwán y frente a Irán en que ha dejado sin denunciar el pacto nuclear que tanto censuró, además de permanecer inerme ante los amagos del desafiante dictador de Corea del Norte.
La salvaje restricción impuesta a siete países de mayoría musulmana desató una vertiginosa oleada de protestas. Mientras los aeropuertos eran ocupados por miles de ciudadanos, centenares de empresas se sumaron al frente legal. La propia fiscal general interina se negó a defender la orden y los jueces, uno tras otro, la rechazaron hasta que un tribunal federal bloqueó la medida.
La bofetada judicial a Trump, quien ya ha anunciado que presentará otra orden ejecutiva, mostró a innata capacidad para dividir a una sociedad norteamericana ya de por sí fracturada y para provocar más honda la lucha entre los bloques multinacionales sin que su país o el mundo ganen algo con ello que no sea mayor desasosiego.
Es pues el Presidente de Los Estados Unidos de América como un elefante en una cristalería, cual Frankenstein fuera de control y sobre quien ya incluso muchos republicanos alertan en cuanto a la necesidad de establecer medidas urgentes que ahora sean factibles a fin de evitar siga haciendo y diciendo tonterías, que no solo ponen en riesgo políticamente a su partido sino también a la estabilidad del gobierno y a la vez, poniendo en riesgo el equilibrio entre las naciones, especialmente las grandes potencias y bloques multinacionales.
@salvadorcosio1
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