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Davos ofrece un inquietante pantallazo de un nuevo orden mundial

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Imaginemos un mundo en el que las relaciones y los roles que han definido el orden global de los últimos 75 años están patas para arriba.

La China comunista es campeona mundial del libre comercio y la globalización. Estados Unidos ha dado la espalda a los valores liberales y se está acercando a Rusia. Y Europa, rechazada por Washington y Londres, está mirando a Pekín para llenar el vacío.

Bienvenidos al Foro Económico Mundial de Davos edición 2017. Esto no es un sueño. Esta es, o podría ser, la nueva realidad en un mundo sacudido por turbulencias económicas y geopolíticas que no se han visto al menos desde la caída del Muro de Berlín, posiblemente desde la Segunda Guerra Mundial.

En los últimos años, esta reunión anual de líderes, presidentes ejecutivos de grandes empresas y banqueros que se realiza en los Alpes suizos ha tenido un perfil bajo debido a las sucesivas crisis, principalmente de naturaleza financiera, que ocurrieron alrededor del mundo.

Pero este año hubo una sensación de que algo mucho más grande estaba ocurriendo. Un corrimiento en las placas tectónicas de la política global que está generando una profunda incertidumbre, y que podría anunciar un retorno a un mundo más hostil y difícil definido por el interés propio nacional.

«Cautelosamente pesimista» es cómo Robin Niblett, director del centro de estudios Chatham House, con sede en Londres, describió el actual estado de ánimo global, mientras que la directora de política exterior de la Unión Europea, Federica Mogherini, habló de un nuevo paradigma en política exterior.

«Nos hemos acostumbrado a amistades, sociedades naturales basadas principalmente en valores e historia y probablemente estamos entrando en una fase en la que seremos quizás más pragmáticos, transaccionales, algunos dicen impasibles», dijo a Reuters.

El presidente de China, Xi Jinping, acaparó las miradas en Davos con un discurso que dejó claro que Pekín está ansioso de llenar cualquier vacío en el liderazgo mundial que surja por la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca.

Su discurso -pronunciado en una enorme sala repleta y en el que defendió la globalización, el libre comercio y el multilateralismo- fue a la vez diplomático y oportunista.

EUROPA Y CHINA

Xi sacó a relucir indirectamente a Trump, pocos días antes de su asunción presidencial. Y envió un mensaje inconfundible a una Europa sin rumbo: China está aquí por ustedes.

«Los chinos han aprovechado la oportunidad», dijo un alto funcionario de la Comisión Europea. «Han desarrollado un conocimiento tan profundo de nosotros en los últimos 10 años que saben exactamente cómo ajustar su mensaje a una audiencia occidental que está confundida por el Brexit y por Trump».

«De cualquiera forma que se mire, la UE y China tendrán que liderar el cambio climático», agregó el funcionario. «Si queremos tratar de mantener un modelo económico mundial basado en la apertura y el libre comercio, podría ser liderado por la UE y China si lo hacemos con inteligencia».

Este es un mundo nuevo, dijo Niblett, en el que los europeos ven a Rusia como una amenaza y a China como una oportunidad, mientras que la mirada de Trump es inversa: ve a Pekín como una amenaza y a Moscú como una oportunidad.

Pero ese mundo nuevo ¿ya está aquí?. La respuesta parece depender mucho de Trump, quien no asistió a Davos por encontrarse inmerso en los preparativos de su asunción pero estuvo presente en las conversaciones, los paneles públicos, y en las reuniones a puertas cerradas.

Los interrogantes sobre la presidencia de Trump se dividieron en Davos en tres categorías principales: ¿Cómo se resolverán las contradicciones en sus políticas económicas y extranjeras?; ¿Quién tendrá realmente la voz en su Gobierno?; ¿Por qué esa afición desconcertante por Vladimir Putin?

En cuanto a política económica, algo deberá ceder. Durante su campaña presidencial, Trump acusó a la Reserva Federal de mantener las tasas de interés muy bajas durante mucho tiempo.

El mes pasado comenzaron a subir por expectativas de que el crecimiento y la inflación tomen ritmo, avivados por el plan de Trump de gastar en infraestructura y recortar los impuestos. Ahora eso está alimentando expectativas de una apreciación del dólar, y Trump está diciendo que la fortaleza del dólar es un problema.

En Davos, David Rubenstein del Carlyle Group describió a la fortaleza del dólar como el más grave desafío económico del 2017, alertando de que podría incitar una crisis en los mercados emergentes similar a la ocurrida en la década de 1990, porque los países que se han endeudado fuertemente en dólares están apretados.

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