«Arturo», el último oso polar de Argentina, falleció el domingo en el cuestionado zoológico de Mendoza, a miles de kilómetros de su hábitat natural, el Ártico.
La ONG ambientalista Greenpeace afirmó este lunes que la muerte de «Arturo» es un caso testigo de las condiciones inadecuadas en las que viven los animales en los zoológicos argentinos.
«‘Arturo’ fue un caso testigo. Esperamos que sea el último oso polar retenido en un zoológico de nuestro país y que su caso obligue a las autoridades a rever la situación de las demás especies exóticas que sobreviven en su misma situación» señaló Soledad Sede, del equipo de campañas de Greenpeace.
La ambientalista añadió que no era el único animal en cautiverio y en pésimas condiciones, sino sólo un ejemplo más de cómo funcionan actualmente la mayoría de los zoológicos del país, priorizando la exhibición con fines comerciales’.
Además, en las redes sociales los usuarios lamentaron la muerte.
«Hoy es un día triste para quienes amamos a los animales. Basta de zoo, son lo peor que hay», tuiteó @AndreaBelenMas.
«Ya eres libre, #FreeArturo #OsoArturo», dijo a su vez, otra usuaria de la red social @AdrianaCobella.
Greenpeace pidió tiempo atrás que «Arturo» fuera trasladado a un centro de conservación en su ecosistema de origen pero una junta de veterinarios consideró que el oso no podía afrontar el viaje de relocalización.
El oso estaba a punto de cumplir 31 años, considerada una edad avanzada para su especie, y desde hacía cuatro vivía en la más absoluta soledad ya que su compañera, «Pelusa», murió en 2012.
Los medios lo bautizaron entonces como «el animal más triste del mundo» y las organizaciones ecologistas juntaron más de 400 mil firmas para trasladarlo a una reserva natural canadiense, pero el movimiento fue frenado por su precario estado de salud.
