Basta con la compasión, el ánimo y los consejos. ¿Por qué no preguntar primero si queremos dejar de ser solteras?
“Ya llegará el indicado”. También pensamos lo mismo. O tal vez aun ni nos preocupa. Quizás estamos entretenidas con nuestras vidas y en lugar de esperar a que llegue el indicado, saldremos a buscarlo cuando nos provoque.
“Te presento a un amigo”. Si ustedes tienen la confianza de hacernos esta oferta, significa que nosotras también la tenemos para pedirles ese favor. Si es que quisiéramos.
“¿Cómo no va a tener novio una chica tan linda como tú?”. Gracias por el cumplido, pero bien sabemos que se lo dices a todas las chicas solteras.
“Si te arreglaras un poquito más” Primero: ¡Auch! Segundo: al menos que esté metida en un costal de harina o evite bañarme, mi apariencia no tendría porqué alejar o acercar a nadie. Bueno, tal vez sólo nos da flojera.
“No te apures. Tranquila”. Pensamos igual. No todas queremos romper nuestra soltería pero las palabras de encomio son innecesarias. No estamos sobreviviendo una desgracia.
“¿Y Fulano, no te gusta?” ¿te refieres a mi mejor amigo? ¿con el que siempre salgo y conozco de años? ¿Crees que de gustarme no me habría dado cuenta ya? No, no porque esté soltera de pronto todos los hombres de mi vida me interesan.
“Se te va a pasar el tren” ¿cuál tren? Es mejor caminar a tu propio ritmo que lanzarte desesperada al vagón de un tren que aparentemente viene directo del pasado.
Hablando en serio: siempre han existido mujeres solteras pero ahora vivimos la reinvención de este tipo de mujer. Una mujer adulta que elige su independencia no para probar que no necesita de ningún hombre, no como una postura feminista, sino porque puede hacerlo. Las mujeres que no se casan ni tienen hijos ya no tienen una marca escarlata en la frente. Aun nos falta mucho para alcanzar la igualdad de género, pero algo hemos avanzado y hoy una mujer puede ser feliz con su vida profesional, con su tiempo libre, con su independencia económica. ¿Por qué no celebrar eso todos juntos?
