¿Por qué si algo es “tan malo”, funciona? y ¿Por qué si algo es “tan bueno”, falla?
Estas dos preguntas, se las hice muchas veces a distintos publicistas cuando los escuchaba utilizar estos adjetivos de “bueno” o “malo”, respecto a las campañas publicitarias, a los comerciales de televisión y a la forma de comunicar un mensaje.
Yo sólo esperaba que soltarán uno de los dos adjetivos respecto de “x” campaña o comercial, para aguijonearlo (de broma y entre cuates) con dos de mis curiosas preguntas preferidas.
Debo confesar que, en aquel tiempo, al hacerlo, saboreaba de forma casi imperceptible una pequeña y “dulce venganza” pues nosotros (los de las empresas de consultoría estratégica, como sus proveedores) siempre les respondíamos y fundamentábamos todo, pues eran nuestros clientes, así que de vez en cuando me parecía genial, sacarlos de su lugar, para ponerlos en nuestros zapatos y que se vieran en aprietos.
En 15 años, y a la par que daba coaching, talleres de liderazgo y emprendimiento, sólo una vez fui “cachado” con mis maleadas y engañosas preguntas. Una vez que me descubrió “por oídas” un alto directivo de un grupo de empresas de publicidad, a quien conocía.
Las respuestas de la mayoría, siempre se debatieron entre que “a las masas” les gustaba lo chafa o se les ocurría la “brillante” idea de argumentar nuevos valores, para enroscarse, aun sin saberlo, nuevamente, en el terreno de la subjetividad.
Y no era porque no fueran inteligentes, sino por cuestión social- antropológica de su entorno. Ya que a veces uno mismo, no notará en el manejo personal y de terceros, una estructura discursiva errónea, o con dos ejes distintos. Si esta ha sido cultural o socialmente aceptada en nuestro ámbito laboral o nicho