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Barca sin remos

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Por: Jaime Castillo Copado

Ni disculpas, ni desafueros

El Presidente Enrique Peña Nieto ofreció recientemente disculpas a los mexicanos por la sospechosa manera en que junto con su pareja, adquirió en su momento tremenda casa que más allá de su opulencia, no pudo ser disimulada por la extraña manera en que fue comprada. En su momento la propia Angélica Rivera, la primera dama de México tuvo que salir en cadena nacional a dar una sarta de explicaciones que a todas luces revelaron un capricho femenino por tenerla.

En un segundo plano, pero estatal, las notas de la política se centraron en la muy cacareada noticia de que los diputados de Jalisco (Pedro Kumamoto, el diputado independiente hasta pagó anuncios adjudicándose la medalla), desaparecieron el Fuero, esa clase de escudo que los mantenía frescos en la impunidad en caso de que cometieran algún delito.

¿Qué tienen en común que un presidente de la República se disculpe y que en Jalisco desaparezca el fuero? Nada, salvo que en ninguno de los casos se contribuye al aliento del electorado, básicamente porque en ambos casos la medida llegó muy a destiempo del ánimo general.

En primera instancia porque inmediatamente que fue dada a conocer la noticia de que otro presidente de México le ofrecía disculpas a la Nación (antes que él ya lo había hecho otro primer mandatario en nuestro país –y también priista, para variar-), ya a nadie le interesaba. Además de tardía, la disculpa de Peña Nieto ya era total y absolutamente innecesaria, y en el mejor de los casos cumplimentaba el dicho de que la explicación no pedida, expone una culpabilidad manifiesta.

Por otra parte, y en lo relacionado con el asunto de la extinción del Fuero, la realidad es que también es uno de esos temas que al final del día también se vuelve intrascendente para el ciudadano común. Y no es que trate de minimizar en ninguno de los dos casos la trascendencia política y social que ambos anuncios tienen para la historia nacional, sino que tampoco veo a los mexicanos pegando de brincos porque su Presidente les ofrece disculpas, ni porque sus diputados ahora sí van a poder ir al bote… bueno, es que así nos la quieren vender.

La realidad es que la disculpa de Peña Nieto más huele a caja china y el desafuero general de los diputados, presidentes municipales y regidores, ya se había tardado. Pero mucho y así como que ni chiste tiene.

Lo que los mexicanos quieren es que mejore la economía… En ese respecto es en lo que deberían de estar ocupados los señores gobernantes.

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