Por: Jaime Castillo Copado
El Fideicomiso que tenemos
Bien se dijo en el viejo y conocido refrán de que mal empieza la semana, para los ahorcados del lunes. Esto tras confirmarse la salida de Agustín Álvarez Valdivia de la titularidad del Fideicomiso de Turismo de Puerto Vallarta, el organismo encargado de la promoción turística de la ciudad, que mantiene pagados –y a uno que otro becado- a poco más de unas veinte personas, avecindados vallartenses.
Y cómo no, si el presupuesto del Fideicomiso, que ya supera los 80 millones de pesos al año, es cada vez mayor y amenaza con seguir creciendo tras los más de 4 millones de turistas que visitaron el puerto en 2016, más los que se siguen acumulando en el venturoso comienzo turístico de 2017 para Vallarta.
Debo decirle que si nos atenemos a los resultados, hay quien pudiera decir que la salida Álvarez Valdivia del Fidetur fue por demás injusta. Primero, porque desde hacía casi una década a Puerto Vallarta, en materia de recepción de turistas, no le iba tan bien. Segundo, porque mal que bien Agustín le había dado cierta estabilidad a un cargo, que desde la salida de Miguel González González hacia la Dirección General de Promoción Turística, del Gobierno del Estado en la Secretaría de Turismo, en el Fidetur no habían encontrado al bueno. Principalmente porque no hay quién les aguante el paso –y sobretodo el trato- a los señores hoteleros.
Lo que sí es muy cierto (y nadie que tenga conocimiento de causa lo va a poder negar), es que Álvarez Valdivia sale del Fidetur Vallarta por la misma razón por la cual llegó: léase clarito, la grilla tumultuaria.
Hay que recordar que Agustín Álvarez Valdivia, ya había sido regidor de Puerto Vallarta en tiempos de la alcaldía priista de Gustavo González Villaseñor, para después, contender incluso, por la presidencia municipal a través del Partido Verde, logrando ser nuevamente regidor en los tiempos del período autocrático encabezado por Ramón Guerrero al frente de la Presidencia Municipal, de donde salió más tarde para irse a codear entre la crema y nata de la clase hotelera regional.
Y mire usted cómo se dan las cosas, que huyendo de la grilla del Palacio, a Álvarez Valdivia lo recibieron en el Fideicomiso con una sopita de su propio chocolate, debido a que fue ampliamente grillado por Luis Villaseñor, el todavía director de Promoción y Relaciones Públicas, que a la fecha subsiste atrincherado dentro del organismo, bajo el argumento de que “de Turismo Agustín Álvarez no sabe nada”.
E igual y no sabía nada de Turismo, pero qué tal de grilla Agustincito, pues la respuesta en detrimento de los intereses de su par Villaseñor muy pronto se dejaría sentir, pues le despidió a Valeria Rodríguez, una colaboradora a quien muchos consideraban uno de los cuadros más cercanos del propio Villaseñor dentro del Fideicomiso, lo que suscitó un interminable espiral de metidas de pata y picadas de ojos entre ambos personajes del medio turístico local, que bien pudiera llegar a su fin, al cabo de la conclusión de este capítulo.
Mientras que lo único cierto es que mientras todo eso sucede, por ahí anda Miguel Andrés Hernández, el encargado de la Oficina de Convenciones y Visitantes de Puerto Vallarta, zopiloteándoles el puesto de director del Fidetur a los señores hoteleros.
Pero como en las buenas telenovelas… esta historia continuará.
Cuentagotas
Destacado nivel. El de la cocina del restaurante del Hotel-Escuela del Cecati 63, en pleno centro de Puerto Vallarta, a cargo de Ramiro Herrera, a quien corresponde el gran acierto de contratar al joven Juan Edel Alvarado Rivera, como chef ejecutivo del lugar. Formado en la Universidad Tecnológica de Bahía de Banderas y originario del modesto poblado de Amatlán de Cañas, Nayarit, se perfila a convertirse en un cocinero excepcional.
